“Galeazzo y el falso sabio de los astros”

 En la plaza principal de Milán, ante una multitud reunida, el príncipe Galeazzo quiso mostrar a todos la falsedad de los adivinos. Mandó llamar a un mago muy conocido, que se jactaba de leer en los astros el destino de los hombres. Cuando éste llegó, el príncipe le habló con voz firme:

—Tú que dices conocer el porvenir por el curso de los cielos, respóndeme, ¿qué te muestran tus artes sobre mi vida?

El mago, confiado en su engaño, respondió:

—Señor, las estrellas anuncian que morirás joven.

El príncipe entonces, mirándolo fijamente, le replicó:

—¿Y tú, cuánto tiempo vivirás?

—Muchos años —contestó el mago—, pues los astros me son favorables.

Galeazzo levantó la mano y dijo en voz alta para que todos oyeran:

—En el nombre de Jesús, va a salir de ti todo espíritu que te hace adivinar.

En ese momento, de la boca del mago comenzaron a salir muchas culebras que se retorcían en el suelo, y la gente retrocedió horrorizada. El mago, temblando, perdió el habla y con ella toda su falsa ciencia.

Pero, en su furia, comenzó a maldecir el santo nombre de Dios; y apenas pronunció las blasfemias, un rayo cayó del cielo y lo fulminó en medio de la plaza.

El pueblo, atónito, comprendió entonces que la verdadera fuerza no está en los astros ni en los encantamientos, sino en el poder del Señor.

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