El monje católico Furseo , Cuando murió, sacaron letras de los ángeles, y el uno de ellos iba delante con un escudo de defensa, y los otros dos a los lados, cantando, diciendo: "Irán de virtud en virtud, y será visto el Dios de los dioses en Sion". Y Furseo oyó voces que decían: "Adelantémonos, impidamos su subida". Los ángeles dijeron a Furseo: "Vuelve a la vida, resucita y comulga". Y, hecho esto, volvió a morir, y los ángeles lo subieron como lo hicieron antes.
Los demonios comenzaron a oponerle las faltas que había cometido en silencio y otras cosas menores. Y los ángeles respondieron que esas cosas no impedían su subida. Los demonios, sin embargo, dijeron: "Un día recibió un vestido de un usurero, y es partícipe de sus cosas". Los ángeles respondieron: "Este es un juicio secreto del Señor, Él lo juzgará". Entonces, los demonios hirieron a Furseo en un hombro, y el dolor lo acompañó todos los días de su vida, como él contaba.
Entonces, los ángeles dijeron a Furseo: "Mira hacia la tierra". Furseo vio que estaba cubierta por una espesa niebla, y vio los cuatro fuegos que abrasan al mundo, que corresponden a las mentiras, las injurias, las concupiscencias y las iras. Estos cuatro fuegos se unieron en uno, y se dirigieron hacia Furseo para que pasara por ellos. Él comenzó a temer, y los ángeles le dijeron: "No temas el fuego que tú no encendiste, porque ese no te dañará, pero sí el que tú encendiste". Por lo cual decía Jeremías: "Haré que sirvas a tus enemigos en la tierra ajena, porque encendiste el fuego que arderá para siempre en mi furor".
Estando en esto, pusieron sobre la Iglesia, y le mandaron regresar a resucitar. Después de las visiones que había visto, Furseo lloraba por la ignorancia y ceguera de los hombres, y cuánto poco temen lo que tanto debe ser temido, especialmente los tormentos del infierno. De lo cual conviene que tratemos

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