A vosotros, espíritus celestiales, siervos fieles de Dios:
Los espíritus malignos, soberbios, envidiosos y astutos, se han conjurado para arruinarnos y perdernos,
por eso invocamos vuestro apoyo para que no puedan vencernos.
¡Ayudadnos, santos ángeles! Combatid por mí día y noche en esta lucha constante.
Me encomiendo especialmente a vosotros, santos ángeles de la prosperidad:
Guiadme cuando esté ciego, enseñadme cuando sea ignorante, fortaléceme cuando sea débil, protégeme cuando sea indigno,
traedme de nuevo cuando me desvíe, insístidme cuando esté perezoso, despertadme cuando duerma, ayudadme a avanzar cuando caiga.
Os enviamos para que combatáis contra todos los espíritus que detienen las bendiciones que el Señor ya me ha dado.
Sacad al devorador de mi vida, familia, trabajo, negocio, estudio.
Que los cielos se abran para que la prosperidad llegue a mi vida (orar por las personas, lugares e intenciones).
Por el clero, para que sea fortalecido por el Espíritu Santo.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo… (repetir tres veces).
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