Señor Jesús,
Hijo del Dios Vivo,te alabo, te adoro y te reconozco como mi único Salvador y Redentor.
Tú eres el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Tú venciste al demonio en la cruz, y tu Sangre preciosa tiene poder para romper toda cadena.
Hoy me presento ante ti, Señor Jesús, sediento de tu liberación.
Con humildad reconozco mis debilidades, mis heridas, mis pecados y mis ataduras.
Perdóname, Señor, por todo lo que he hecho que haya abierto puertas al enemigo:
por mis palabras, pensamientos, acciones, omisiones o por dejarme arrastrar por el pecado.
Renuncio a todo orgullo, a toda rebeldía, a toda ira, a toda lujuria,
a toda brujería heredada o practicada, a toda idolatría, a todo pacto hecho con el mal.
Renuncio a todo lo que no viene de Ti,y en tu Nombre, Jesús, rechazo al diablo y a todas sus obras.
Libérame, Jesús, por tu Sangre derramada en el Calvario.
Libérame de toda opresión del enemigo.
Libérame de toda tristeza sin causa, de todo espíritu de angustia, de desesperación, de soledad,
de confusión, de insomnio, de enfermedades que no tienen explicación médica,de maldiciones generacionales, de pactos ocultos, de traumas del pasado.
Libérame de lo que yo mismo no logro ver, pero que tú, Señor, conoces.
Te pido ahora, Señor Jesús, que envíes tu Espíritu Santo sobre mí.
Ven, Espíritu Santo, fuego del Dios vivo,
consume toda oscuridad escondida en mi mente, en mi alma y en mi cuerpo.
Desciende con poder y restaura cada área que ha sido dañada.
Sopla sobre mi vida con tu aliento de vida nueva.
Hazme libre, Señor, completamente libre, porque tu Palabra dice:
“Si el Hijo los libera, serán verdaderamente libres” (Evangelio de san Juan, capítulo 8, versículo 36).
Jesús, rompe ahora mismo toda cadena espiritual que me ata.
Declaro en tu Nombre que todo espíritu inmundo debe huir ahora,
que toda obra del maligno queda anulada,
que toda sombra se disipa por la luz de tu Presencia.
Tú eres mi luz, mi escudo, mi torre fuerte,
y por tu cruz me declaro propiedad tuya, sellado por tu Espíritu.
Jesús, mi Rey y Salvador, libérame, purifícame, renuévame.
Lléname de tu paz. Lléname de tu gozo. Lléname de tu Espíritu.
Hazme caminar en victoria, con tu cruz delante de mí y el enemigo debajo de mis pies.
Y ahora, bajo la autoridad de tu Nombre, Jesús,
proclamo que mi vida te pertenece,
que soy libre, que soy tuyo, que soy templo del Espíritu Santo.
Ningún arma forjada contra mí prosperará,
y toda lengua que se levante contra mí en juicio será condenada,
porque Tú, Señor, eres mi defensor, mi justicia y mi Redentor.
Gracias, Jesús.
Te alabo, te glorifico, y te entrego mi vida.
Amén.
Comentarios
Publicar un comentario