“Contra el Cinismo: La Máscara del Infierno

Tormentos de la burla o irreverencia hacia Dios según Santa Hildegarda

1. Ceguera espiritual y dolor intenso:

Las almas que se burlan de Dios y de las cosas sagradas sufren una ceguera espiritual profunda. Esto significa que están completamente privadas de la luz divina, lo que provoca en ellas una angustia terrible y un dolor insoportable porque no pueden encontrar paz ni entendimiento.

2. Quemaduras internas y frío helado:

Hildegarda describe que las almas que se mofan o muestran cinismo hacia la fe experimentan a la vez tormentos de fuego interior que queman el alma, combinados con un frío intenso que las hiela por dentro, como castigo por su doble naturaleza de burla (fuego) y rechazo (frío).

3. Ser atormentados por demonios burlones:

En sus visiones, Hildegarda ve a estas almas perseguidas y atormentadas por demonios que se mofan y se ríen cruelmente de ellas, reflejando la burla que ellas tuvieron hacia Dios. Este tormento es un castigo paradójico: sufren la burla pero sin poder defenderse ni escapar.

4. Caída eterna en la oscuridad:

Las almas irreverentes no pueden ascender ni recibir la gracia. Permanecen en un abismo oscuro donde su espíritu se siente totalmente perdido, excluido del amor divino y condenado a una soledad eterna, que es la máxima pena.

5. Pérdida total de la esperanza:

Lo más doloroso para estas almas es que pierden toda esperanza de redención, porque la burla y el desprecio son formas extremas de rechazo a Dios y a su misericordia.

> “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

Vivimos en tiempos donde el cinismo —la burla de lo sagrado, la frialdad disfrazada de inteligencia, y la hipocresía vestida de virtud— se ha normalizado. El cínico no solo peca: se ríe del bien, del amor, de la esperanza y de la fe.

El cínico no cae, sino que se sienta cómodamente en su pecado y se burla del que lucha por ser justo.

Pero la Palabra de Dios y los grandes sabios de la historia nos advierten que esta actitud no es astucia, sino un camino hacia la ruina espiritual.

I. El Cinismo como Engaño del Corazón

El cinismo es una forma de hipocresía endurecida. No solo oculta el pecado, lo justifica y lo celebra.

> “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera a la verdad se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.”

— Mateo 23:27

Los hipócritas aparentan virtud. Los cínicos dan un paso más: desprecian la virtud misma. Su burla es su escudo. Su indiferencia es su trinchera.

II. Dante y la Sexta Fosa del Infierno

En la Divina Comedia, Dante imagina el Infierno dividido en círculos. En el octavo círculo, reservado a los fraudulentos, se encuentra una fosa terrible: la de los hipócritas.

Dante los describe vestidos con túnicas doradas por fuera pero de plomo por dentro. Pesadas, insoportables. Avanzan lentamente, hundidos por el peso de su mentira.

> “Por fuera brillaban doradas, pero dentro eran de plomo tan pesado, que hacían sonar los crujidos del alma.”

— Infierno, Canto 23

Esa imagen es perfecta para el cínico moderno: una apariencia brillante —humor, sarcasmo, inteligencia— pero un alma vacía, sin fe, sin amor, sin verdad.

III. El Precio del Cinismo

El cinismo parece una forma de protección. “Si no creo en nada, nada me decepciona”. Pero es un veneno espiritual.

> “El necio se burla del pecado, mas entre los rectos hay buena voluntad.”

— Proverbios 14:9

El cínico se burla de la misericordia, del arrepentimiento, de la fe… hasta que el día del juicio llega, y su burla no puede salvarlo. El peso del plomo —como en Dante— lo hunde.

IV. La Salida: Verdad, Arrepentimiento y Humildad


La buena noticia es que Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes (Santiago 4:6).

El cinismo puede romperse con un corazón sincero, que se atreve a creer, a llorar, a confesar, y a cambiar.


> “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.”

— Salmo 51:10

El cinismo no es una señal de madurez, sino de una herida sin sanar. Y el infierno —ya sea en esta vida o en la venidera— no es un lugar solo de fuego, sino de pesadez del alma, vacío, y pérdida del sentido.

Hoy, Dios te llama a dejar la máscara dorada y pesada. A despojarte del orgullo y volver a la fe viva, al amor sincero, a la esperanza valiente.

Cierre: oración sugerida

“Señor, líbranos del cinismo, de la frialdad del alma, de la burla del bien. Arranca toda máscara de nuestra vida. Haznos verdaderos. Danos un corazón que crea, que ame y que tema tu Nombre. En el nombre de Jesús. Amén.”

¿Quieres que te la adapte a un estilo más breve, para jóvenes o para predicación oral más apasionada?


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