Se condenan los cultos ilícitos y las peregrinaciones supersticiosas realizadas bajo apariencia de religión. Se critica a quienes, sin confesión, solicitan la absolución en el lecho de muerte, engañados por clérigos que prometen indulgencia. Estos impostores tratan de manipular tanto a los crédulos como a los desesperados, desviándolos de la verdadera fe.
El Demonio y sus Diversas Formas de Engaño:
El demonio ha usado siempre medios diversos para atacar a los fieles. Se menciona su influencia sobre el oráculo de Júpiter Amón en el desierto libio, entre los Garamantes más allá de Cirene. También se sugiere que incitó a Cambises, Ciro y Alejandro a consultar oráculos paganos. Asimismo, se destaca la importancia del oráculo de Delfos, que sobresalía entre otros por su fama, riquezas y culto.
Tácticas del Demonio:
El demonio puede profetizar basándose en observaciones pasadas o conjeturas.
Tiene habilidad singular para presentar lo falso como verdadero.
Manipula la percepción de los sentidos, creando ilusiones y espectros.
Puede aparecer en sueños, perturbar el sueño, hacer errar a los viajeros y sembrar miedo o confusión.
Se disfraza de diversas formas, incluso de figuras humanas o bestias, como se menciona en textos de Virgilio:
“Se transforma repentinamente en un cerdo espantoso, una tigresa negra, un dragón escamoso, un ciervo con cabeza ardiente...”
Objetivo del Engaño Demoníaco:
Su propósito es alejar a los incautos del culto al verdadero Dios y de la invocación de su Hijo. A través de espectáculos ilusorios y falsas promesas, busca perder a las almas en sus trampas.
Manifestaciones y Efectos de sus Ilusiones:
Engaña con ídolos y simulacros, incluso en imágenes y apariciones.
Se presenta en cementerios, en monumentos, y asusta a los vivos con apariciones de los muertos.
Con frecuencia, disfraza el mal bajo apariencia de bien, para así atrapar más gravemente a sus víctimas.
Otras Supersticiones:
Se alude a la costumbre de los campesinos galos de venerar falsas imágenes, como menciona Severo Sulpicio en la Vida de San Martín.
También se le atribuyen al demonio actos como:
Impedir que la leche cuaje en mantequilla.
Alterar el vino.
Encerrar animales salvajes.
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