los raptos que experimentan los magos y aquellos que tienen pacto con el demonio. Como el demonio tiene poder sobre los sentidos, puede apoderarse de ellos y alejarlos de las cosas exteriores, manteniéndolos en una especie de éxtasis, para que las personas crean que son santos.
Hay casos de personas en diferentes lugares donde se ha dicho que el demonio se apoderaba de ellas, atándoles los sentidos de tal forma que, aunque sus cuerpos y sentidos estaban vivos, parecía que estuvieran muertos. Incluso el mismo demonio puede mover el cuerpo y elevarlo en el aire sin que toque el suelo.
También se cuenta que algunas personas fueron poseídas y engañadas por el demonio de esta forma.
Los magos llaman "hechizo tácito" a un encantamiento que se da a las brujas para que no sientan los tormentos cuando son castigadas. Este hechizo se puede dar en la comida o bebida, o el demonio coloca algo oculto entre la carne y la piel, para que la persona no diga la verdad aunque se le torture.
Con estos hechizos, las brujas se burlan del sufrimiento, y para que no lo sientan, el demonio suele aplicar remedios extremadamente fríos. La gente ignorante se asombra mucho al ver esto, creyendo que es algo milagroso, pero en realidad no lo es. El demonio no puede hacer milagros.
Lo que hace es usar ciertas sustancias o medicamentos que entorpecen los sentidos, impiden el flujo natural del cuerpo, o causan humores espesos que bloquean los sentidos y evitan que el dolor se sienta.
A veces, el demonio mismo se adueña directamente de los sentidos para que no haya sensación. Otras veces, usa remedios naturales en ciertas dosis que alteran los humores. Incluso puede detener el dolor antes de que llegue al sentido, aliviando el tormento, aflojando las ataduras. Aunque parezca que están muy apretadas, no causan daño, porque el demonio, con permiso de Dios, puede manipular las cosas corporales como quiera.
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