Texto base: 2 Corintios 11:14 – “Y no es de extrañar, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.”
Hermanos y hermanas, vivimos en un mundo donde lo que parece sabiduría, a veces es sólo apariencia. Lo que suena celestial, puede nacer en el mismo infierno. El enemigo de nuestras almas, Satanás, no viene con cuernos ni cola, sino con una voz suave, con señales engañosas y con astucia disfrazada de revelación.
Hoy quiero hablarles de cómo los demonios usan el conocimiento y el tiempo para seducirnos, y cómo el pueblo de Dios puede mantenerse firme a través de la Palabra y la verdad de Cristo.
1. El enemigo no es ignorante… pero no es omnisciente
Los demonios son espíritus antiguos. Han existido desde antes del nacimiento de las naciones. Han visto reinos levantarse y caer. Conocen la historia, las Escrituras y las debilidades del corazón humano. Como dijo el apóstol Pablo: “No ignoramos sus maquinaciones” (2 Cor. 2:11).
No tienen cuerpo que los limite. Su velocidad, su memoria, su conocimiento... todo eso los hace peligrosos, pero no todopoderosos. Su conocimiento no es para edificar, sino para confundir. No es para salvar, sino para engañar. Su sabiduría es astuta, pero torcida.
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2. Satanás imita la verdad para robar la gloria de Dios
En la antigüedad, los oráculos y profetas falsos decían verdades a medias. Los demonios predecían eventos con ambigüedad, como si fueran dioses. Sabían interpretar señales, repetir profecías de Isaías y Daniel, y predecir lo que ellos mismos planeaban hacer.
Pero lo hacían para una sola cosa: desviar al hombre de Dios. Como la serpiente en el Edén, ofrecían "conocimiento", pero lo que traían era muerte.
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3. El conocimiento sin la luz de Cristo es oscuridad disfrazada
Muchos hoy corren detrás de revelaciones, señales, sueños, y “palabras proféticas”, pero no se preguntan: ¿Viene esto de Dios? ¿Apunta a Cristo o a otra cosa? ¿Produce humildad o soberbia?
El diablo se viste de ángel de luz, sí. Pero sólo Cristo es la Luz verdadera que alumbra a todo hombre (Juan 1:9). Cuando una voz, una visión o un milagro no glorifica a Cristo, no exalta la cruz, ni llama al arrepentimiento, es una mentira disfrazada de verdad.
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4. El pueblo de Dios debe vivir con discernimiento
No debemos temer, hermanos. ¡Dios ha vencido al enemigo! Pero tampoco podemos ser ingenuos. No todo lo espiritual es santo. No todo lo que suena bíblico es verdad.
El apóstol Juan nos manda: “No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” (1 Juan 4:1).
El cristiano tiene el Espíritu Santo, la Palabra de Dios y la comunidad de fe. Con estas armas podemos resistir todo engaño, y permanecer firmes hasta el fin.
Satanás puede parecer sabio. Puede citar la Biblia. Puede disfrazarse de ángel. Pero no puede resistir la verdad de Cristo crucificado. Él tiembla ante el nombre de Jesús. Y tú, que estás en Cristo, tienes autoridad para discernir, resistir y vencer.
Así que no corras detrás de señales vacías ni de sabiduría sin cruz. Corre a los pies de Jesús. Permanece en Su Palabra. Vive con discernimiento. Porque el que permanece en la verdad, nunca será engañado por la mentira.
Señor Jesús, líbranos de todo engaño. Danos ojos espirituales para discernir lo que viene de Ti y lo que no. Guarda a Tu pueblo de doctrinas falsas, de revelaciones mentirosas, y de toda apariencia de luz que no sea la tuya. Que tu Espíritu nos mantenga firmes en la verdad que libera. En tu nombre oramos, amén.
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