satanismo más grande es el que se institucionaliza en los gobiernos

 


El satanismo más grande es el que se institucionaliza en los gobiernos. Graben eso, porque a través de los gobiernos se puede corromper a todo un pueblo y una nación. Por eso no nos damos cuenta de lo que sucede. Todas estas personas asociadas o afiliadas a logias y grupos de oscuridad tienen planes precisos para corromper a la humanidad y lograr que no se viva ninguno de los mandamientos.

Graben esto: el auténtico satanismo busca que no se viva ninguno de los mandamientos y que su influencia sea institucionalizada, infiltrándose profundamente a través de la educación. Por eso, para muchas personas es tan importante tomar el control de los centros educativos, ya que allí se pueden difundir fácilmente estas ideas.

Por ejemplo, dentro de un ritual diabólico y satánico, el mayor sacrificio que se puede ofrecer es un bebé. Recuerden lo que dijo Jesús acerca de los niños: "Si no son como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos." En ellos está la confianza, la pureza y los sentimientos más hermosos que pueden existir. Desde la antigüedad, en la Biblia se mencionan sacrificios de niños ofrecidos a dioses y demonios. Un ejemplo claro es cuando Dios le pide a Abraham que sacrifique a su hijo Isaac y, al final, un ángel lo detiene. Esto es una manera bíblica de demostrar que Dios nunca aprueba los sacrificios humanos.

Si observamos la época actual, donde los sacrificios humanos han sido legalizados a través del aborto, nos damos cuenta de que esto es algo que agrada profundamente al ambiente satánico: el sacrificio de inocentes. Y no son pocos, sino miles. Se da un sacrificio masivo, pero cuando alguien intenta hablar en una escuela sobre el valor de la vida, los jóvenes responden de inmediato: "Tengo derecho al aborto, es mi derecho decidir sobre mi cuerpo." Aunque, en realidad, el bebé no es parte de su cuerpo.

Aquí es donde se libra la gran batalla espiritual, una lucha que ocurre en nuestra mente. Es fundamental entender las líneas de pensamiento que hoy se venden como ideologías y que, en el fondo, buscan que no se viva ninguno de los mandamientos. Ese es el verdadero satanismo.

Antes, el Viernes Santo y el Jueves Santo eran días sagrados para todos. Hoy, con la excusa de la "libertad de culto", se organizan partidos de fútbol, obras de teatro y otras actividades que, consciente o inconscientemente, buscan alejar a las personas de Dios.

Algunas empresas incluso han sido consagradas al maligno a cambio de recibir grandes sumas de dinero. Como resultado, vemos el crecimiento de abortos, violaciones, abusos y maltratos. Si negamos la existencia del maligno, entonces no combatimos el mal, y al no combatirlo, este solo crece más y más.

Incluso se ha publicado un libro sobre el Papa que más ha hablado del demonio en los últimos tiempos. Ha mencionado muchas veces la necesidad de discernir su acción y cómo actúa en el mundo. Sin embargo, este tema no se le da importancia. En cambio, los medios prefieren hablar de trivialidades, como si el Papa recibió un auto y lo vendió, en lugar de enfocarse en el mensaje esencial.

Si no combatimos el mal, el mal crece. En una de sus apariciones, la Virgen advirtió que el demonio ha intentado destruir la Iglesia desde afuera durante siglos, pero ahora lo hace desde adentro, sembrando confusión y división, corrompiendo la doctrina y la enseñanza de la Palabra de Dios.

Hoy en día, existen personas que estudian la Biblia y escriben libros con la intención de sembrar dudas sobre las verdades de fe. Es la mejor estrategia para debilitar la espiritualidad de las personas y colocarse al servicio del mal.

A mí, personalmente, no me gusta hablar demasiado del mal, porque ya hay suficiente literatura y películas sobre ello. Si se dan cuenta, en la actualidad hay un énfasis fuerte en promover contenidos esotéricos para los niños, incluso en cuentos infantiles. Antes, estas influencias eran sutiles, pero ahora son directas y claras.

Por ejemplo, en Netflix existe una serie llamada Desencantada, donde la protagonista es una princesa que invoca al demonio, y este le indica toda clase de maldades que debe hacer. No es algo disfrazado ni disimulado; es directo. Hay una abundancia de este tipo de contenidos en la actualidad.

¿Cómo podemos combatir espiritualmente todo esto? La Biblia nos da una respuesta clara en Efesios 6:10:

"Por lo demás, fortaleceos con el Señor y con su fuerza poderosa. Vestid la armadura de Dios para poder resistir los engaños del maligno."

Primero, debemos vestirnos con la armadura de Dios para poder resistir el engaño y la mentira. Hay engaños en la política, en lo religioso y en todos los aspectos de la vida. Muchas cosas parecen hermosas a simple vista, pero en realidad están diseñadas para confundir y apartar a las personas de la verdad.

Un ejemplo claro es lo que hizo el multimillonario George Soros con la llamada "reingeniería social". A través de estudios en psicología y sociología, se desarrollaron estrategias para que las personas aceptaran sin resistencia todo lo que destruye los valores espirituales y morales. Un caso concreto fue el matrimonio homosexual: cuando se usaba ese término, muchas personas lo rechazaban, pues lo consideraban antinatural. Sin embargo, cuando cambiaron la expresión a "matrimonio igualitario", la aceptación fue inmediata. Solo se cambió una palabra y, con ello, se introdujo sin dificultad en la mayoría de países, aunque sea contrario a la lógica y la naturaleza.

El objetivo es crear confusión. Por eso, la gran batalla espiritual consiste en reconocer el origen de nuestros pensamientos. Nuestra lucha se da en la mente, y muchas veces defendemos lo indefendible sin darnos cuenta.

Por eso, en Efesios se nos dice: "Vestid la armadura de Dios para poder resistir los engaños del maligno."

Hay engaños en la política, en lo religioso y en todas las áreas posibles. Todo lo que parece hermoso y positivo debe ser examinado con discernimiento.

Para hacer un verdadero combate espiritual, necesitamos tres cosas fundamentales:

1. Oración, para discernir la verdad y fortalecer nuestro espíritu.

2. Sacramentos, para recibir la gracia de Dios y resistir el mal.

Mantengámonos firmes en la fe y atentos a esta batalla espiritual que se libra en nuestros tiempos.

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