Existen dos errores muy comunes cuando se habla de la liberación o del demonio:
1. Negar la existencia del demonio: Hay quienes afirman que el demonio es solo una figura literaria, algo de la Edad Media.
2. Atribuir todo al demonio: Algunas personas centralizan todos los males y problemas en el demonio, sin tener en cuenta otros factores.
Lo primero que quiero dejar claro es que el demonio es un ángel que se rebeló contra Dios con su ejército. Es una criatura, pero no tiene el mismo poder que Dios. Muchos de los libros evangélicos exageran el poder del demonio, lo cual puede llevarnos a una visión desequilibrada.
La Liberación Espiritual:
Es importante entender que hemos sido rescatados del poder del mal. El demonio ha sido vencido y esta victoria la tenemos gracias a Jesucristo. En el libro del Apocalipsis, se menciona que el Señor descendió a los infiernos y arrebató las llaves al enemigo. Hemos sido trasladados al reino del Hijo de su amor y tenemos la redención y la remisión de los pecados. Es decir, éramos merecedores de la condena eterna, pero gracias al sacrificio de Cristo, somos partícipes de su victoria y resurrección.
La Liberación como un Proceso Continuo:
La liberación no es algo que se logra de forma inmediata o superficial. Es un proceso continuo de transformación. A medida que nos llenamos más de la presencia de Dios, nos vamos liberando del mal. Aquí surge un gran problema: las personas quieren liberación, pero no quieren un cambio de vida. Esta falta de cambio permite que el demonio siga actuando.
El verdadero trabajo de liberación tiene que ver con nuestra conexión constante con Dios. Recordemos que somos hijos de Dios por adopción y estamos predestinados a ser semejantes a su Hijo. Jesús debe gobernar todas las áreas de nuestra vida: cuerpo, alma, mente, espíritu, voluntad y afectividad.
El Plan de Dios y la Libertad:
Dios tiene un plan de bendición para nosotros, no de maldición. Su plan no es que vivamos en sufrimiento, sino que tengamos paz y esperanza. El libre albedrío es fundamental: siempre debemos elegir la vida y la bendición que nos ofrece Dios, o el mal y la muerte que nos ofrece el demonio.
La Obediencia:
La obediencia a Dios es fundamental. Obedecer significa amar lo que Dios ama. Cuando nos conectamos con Dios, recibimos su vida, bendición y gracia. Si nos conectamos con el mal, recibimos la muerte, la maldición y la destrucción. La salvación no es un evento final, sino un trabajo diario, una decisión constante de elegir el bien.
Las Consecuencias de Nuestras Decisiones:
A veces, las personas atribuyen los problemas en sus vidas a Dios, cuando en realidad son las consecuencias de sus propias decisiones. Por ejemplo, vivir una vida desorganizada y pecaminosa puede llevar a consecuencias graves, como enfermedades. Sin embargo, esto no es un castigo de Dios, sino el resultado de apartarse de Él.
La Mentira del Demonio:
El demonio utiliza la mentira para hacernos dudar de la bondad de Dios. Recuerden que el primer pecado fue la duda. En el diálogo entre la serpiente y Eva, el demonio exagera las palabras de Dios para crear confusión. Esta es una estrategia común: hacernos ver lo bueno como malo. La mentira del demonio busca distorsionar la verdad de Dios, haciéndonos sentir que todo lo que Él manda es negativo o restrictivo.
El Combatir la Mentira y el Desaliento:
La mentira, la división, la muerte y la destrucción son características del demonio. Jesús mismo lo describió en Juan 10: "El vino a matar, robar y destruir". En todo combate espiritual, la mente juega un papel crucial. Las fortalezas son ideas erróneas que el mundo nos ha impuesto, y debemos destruirlas con la verdad de Dios
La liberación comienza en nuestra mente. El mal quiere instalarse en nuestra vida a través de mentiras y malas decisiones. Pero la salvación depende de nuestras elecciones diarias. Si elegimos a Dios, nos conectamos con Él y vivimos bajo su voluntad, seremos liberados. Si, por el contrario, nos dejamos arrastrar por el mal, sus consecuencias serán devastadoras. Recordemos siempre que el plan de Dios para nosotros es un plan de bendición, y que la liberación es un proceso continuo en el que debemos elegir la vida.
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