endulzar y quitar la fiereza, la dureza de un corazón.



Poco fuego basta para ablandar la cera; de igual manera, un poco de ignominia, llevada con paciencia, puede ser suficiente para ablandar, endulzar y quitar la fiereza, la dureza y la ceguera de un corazón.

Vi una vez a dos personas que, en secreto, escuchaban y observaban los trabajos y gemidos de un religioso. Este se ejercitaba en la humildad, pero uno de ellos lo hacía con el deseo de imitarlo, mientras que el otro, con la intención de que, cuando llegara el momento, lo despreciara en público y lo apartara de su ejercicio religioso.

Esto muestra cuán diferentes pueden ser nuestras acciones según la intención con la que las hagamos.

No busques ser callado indiscriminadamente, para que no seas pesado con el silencio. Como está escrito, hay tiempo para hablar y tiempo para callar.

Tampoco seas impreciso en tus palabras, ni te conviertas en alguien quejoso o resentido cuando algo te hagan, porque esto es propio de aquellos que perturban la paz y la concordia.

He visto cómo algunas almas perecen por una vida floja y pesada, mientras que otras lo hacen por una apariencia de gravedad. Me sorprende la variedad de vicios, algunos evidentes y manifiestos, y otros disimulados bajo el disfraz de virtud.


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