es un arma poderosa contra el demonio,

La frecuente confesión con un sacerdote es un arma poderosa contra el demonio, pues disminuye su audacia, embota sus armas, debilita sus tentaciones y deja al descubierto su malicia. El alma que se confiesa con constancia permanece en un estado de vigilancia y pureza, evitando que el enemigo encuentre terreno fértil donde sembrar sus engaños.

Así como las arañas abandonan los lugares donde sus redes son destruidas una y otra vez, y como los murciélagos no regresan a las rocas de donde se les han quitado sus nidos y crías, del mismo modo el demonio no puede afianzarse en un alma que, por medio de la confesión frecuente, desbarata sus planes y anula sus insidias.

Cada confesión sincera renueva la gracia, fortalece la voluntad contra el pecado y proporciona al alma una luz especial para discernir y rechazar las trampas del maligno. Quien acude regularmente a este sacramento no solo recibe el perdón de Dios, sino que también se reviste de una armadura espiritual que lo protege y lo hace cada vez más resistente a las tentaciones.

El demonio, al ver que sus esfuerzos son en vano, se ve obligado a retirarse, pues no puede permanecer en un corazón que constantemente se purifica y se fortalece en la gracia divina. Así, la confesión frecuente no solo restaura el alma, sino que la convierte en una fortaleza inexpugnable, donde la presencia de Dios ahuyenta toda oscuridad y toda influencia maligna.


Comentarios