Cuatro condiciones necesarias para que la confesión sea válida y perfecta

 


1. Confesión completa: La primera condición es que la confesión sea completa, es decir, que se confiesen todos los pecados, incluyendo su número y las circunstancias que los rodean. Si el penitente, por negligencia o malicia, omite algún pecado y no hace una confesión completa, comete un pecado mortal y la confesión no será válida.

2. Confesión verdadera: La segunda condición es que la confesión debe ser verdadera. Esto significa que el penitente no debe engañar al confesor, ni fingir ser culpable de algo que no lo es, ni hacer lo contrario: dar la impresión de que no tiene culpa de ciertos pecados cuando en realidad sí la tiene.

3. Confesión dolorosa: La tercera condición es que la confesión debe ser dolorosa, es decir, el penitente debe tener un verdadero dolor y arrepentimiento por haber ofendido a Dios, como se mencionó en la contrición.

4. Obediencia al confesor: La cuarta y última condición es que el penitente debe estar dispuesto a obedecer al confesor sabio y discreto, y aceptar los consejos que se le den para la salvación de su alma.

Estas son las condiciones principales que debe cumplir una confesión para que sea válida y perfecta, según el confesor sabio y discreto.

En el caso de las personas que no frecuentan este sacramento habitualmente, sino solo de año en año, o que desean hacer una confesión general o descargar su conciencia con el confesor, los confesores deben tratarles de manera diferente que a aquellos que se confiesan de manera habitual. Para esto, se dan algunos consejos breves para ayudar al penitente a confesar bien sus pecados:

1. Se le aconsejará al penitente que encomiende su causa a Dios y que pida a Dios que ilumine su entendimiento para conocer sus pecados y recordarlos correctamente, y que examine su conciencia cuidadosamente.



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