La estratagema del lobo es arremeter con los colmillos a la garganta para que la oveja no pueda balar y sea socorrida. ¿Qué remedio hay? Gritar; los gritos espantan al lobo. Él pretende cerrar gargantas; el ardid debe ser abrirlas y dar voces: vencer la vergüenza y confesarse, porque si no, Dios permitirá que, cuando quieras, no puedas, como sucedió con aquella mujer que lo guardó para la muerte .
Acudió su cura allá a la medianoche y le dijo: "Señora, mirad que os morís, y temo que habéis callado siempre algún pecado. Si no lo decís, os condenaréis sin remedio." Respondió la enferma: "¿Es posible que me muero? Pues la verdad es que hace tantos años que me confieso mal, callando un pecado por vergüenza." Y así como dijo esto, súbitamente se le entró la lengua en la garganta, y no pudo hablar más, expirando de esta manera.
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