un joven que preguntó a un sabio por una palabra de edificación espiritual.
El sabio le dijo: "Hijo, mira el sol, la tierra, la hormiga y el gallo. Observa cómo el sol, aunque ve grandes obstáculos, nunca oculta su luz ni se desvía de su curso o de su orden. De la misma manera, tú no debes abandonar las obras de piedad debido a la magnitud de las dificultades, ni debes perder el camino del amor. Luego mira a la hormiga, que en verano recoge los mejores granos con los que subsiste durante el invierno; así también tú debes trabajar en la vida, para no sufrir necesidad en la muerte. Tercero, mira la tierra, que a pesar de la gran adversidad y la intemperie, produce árboles y frutos, y cuando éstos se recogen, sin recibir recompensa alguna, la tierra vuelve a producir cosas buenas. Tú, hijo o hija, haz de la sabiduría tu tesoro y lo poseerás para siempre. Cuarto, fíjate en el gallo, que al batir sus alas no olvida las horas nocturnas. Así también tú, hijo, no olvides tus deberes".
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