Cierta persona tenía una viña llena de diversas hierbas malas, pero con buenos frutos para la producción de vino. Entonces envió a su hijo a la viña mencionada para que arrancara las malas hierbas. Sin embargo, al ver la magnitud y la gran cantidad de hierbas, le pareció imposible limpiarlas todas, por lo que se echó a dormir bajo una sombra. Más tarde, su padre vino y le preguntó por qué había dejado de trabajar. El hijo respondió: "Vi tantas hierbas que ni veinte hombres habrían sido suficientes para arrancarlas". El padre le replicó: "Si hubieras quitado una hierba hoy, otra mañana, y otra pasado mañana, finalmente habrías limpiado la viña. Si comienzas ahora, ahora también acabarás". Este padre es Dios, la viña es el alma humana, las malas hierbas son los pecados mortales, y porque uno no empieza a arrancar las hierbas malas en el momento adecuado, los pecados no se purifican, sino que crecen aún más.
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