En el libro Scala Cœli se hace referencia, citando a una señora virtuosa, quien con gran fervor pidió a Dios nuestro Señor que le manifestase cuál era la cosa que más aborrecía en las mujeres.
Su deseo era comprender cómo podría ser mejor y más agradable a los ojos divinos. En respuesta a su súplica, la señora tuvo una revelación aterradora: vio en el infierno a una mujer que sufría grandes tormentos.
La mujer, atormentada y desgarrada por el dolor, clamaba con tristes voces: "¡Ay de mí! Yo fui carne de mi cuerpo, y ahora estoy condenada por los trajes y adornos profanos que una vez usé en mi vida. Estos adornos me llevaron a ser peor que los demonios del infierno, cuyo fuego solo abrasa a los malos y condenados. Sin embargo, yo, con mis adornos escandalosos, no solo caí en la perdición, sino que también hice mucho mal a los justos y santos que intentaban vivir de acuerdo a la voluntad de Dios."
Esta revelación dejó claro que lo que más aborrece Dios en las mujeres son los excesos en vanidad y orgullo que pueden llevarlas a apartarse de la virtud. La mujer en su visión entendió que su obsesión por la apariencia y los adornos, en lugar de la modestia y la humildad, no solo afectó su destino eterno, sino que también escandalizó a aquellos que luchaban por la santidad. Así, esta advertencia sirve como un recordatorio sobre la importancia de la modestia y la autenticidad en la vida de una mujer, en la búsqueda de una existencia que agrade a Dios.
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