San Cristóbal , como los ministros del tirano no se atrevían a llegar a prenderle, él los exhortaba a que lo hicieran. Y como no podían quitarle la vida con varios y exquisitos tormentos que usaron, le dispararon muchas flechas, pero todas quedaban en el aire sin tocarlo. Y como todos se admiraban y muchos llegaban a ver el milagro, entre ellos el juez que lo condenó, una de las flechas salió del orden que tenía y le sacó un ojo.
Entonces dijo San Cristóbal: 'Cuando yo muera, tomad de mi sangre, y ungid el ojo, y sanará su alma y cuerpo'. Y así fue; por su intercesión, el juez se convirtió a la Fe del Señor.
Tal suele ser la gratitud de los santos con aquellos que los persiguen y martirizan, porque por medio de su tiranía reciben ellos tanto bien. Añade San Ambrosio que San Cristóbal convirtió en diversas ocasiones más de cincuenta mil almas a la Fe de Cristo."
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