"Milagro en el Santo Pilar: La Curación de Fernando de Antoria en 1492"



En el lugar de Villamediana de Valdesalcedilla , obispado de Palencia, año 1492, sucedió que Fernando de Antoria, sobradamente satisfecho del banquete de una boda, propia función de excesos en la gula, se recostó a dormir a la sombra, más deliciosa que saludable, de un nogal; y al paso que concilió con brevedad el sueño, concilió también una enfermedad, porque, abiertos los poros, admitieron las calidades de frialdad y humedad con el aire que lisonjeaba. Fue de tal modo, que cuando despertó se halló tan impedido de todos los miembros, y tan del todo inhábil para dar paso, que hubo de buscar quien de allí le llevara a una cama, donde, después de veintidós meses, se lo dejó el médico del mismo modo que en la primera visita. 

Viéndose así con tan poca esperanza del remedio de la tierra, acordó solicitar el del Cielo, poniéndola en Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, a quien se encomendó muy de veras; y oyendo decir los prodigiosos efectos que obran aquellas Novenas que ante su Santa Imagen en aquella célebre Capilla se hacen, esforzando a la naturaleza, se hizo llevar como allá aquel del carretón a la saludable piscina y aguas milagrosas de aquella que excede en virtud y en poder al que revolvía las de aquella de Jerusalén. Emprendió con viva fe la novena, con ánimo de estar allí los nueve días, y cuando vino el séptimo, que fue el 11 de agosto, confesó y comulgó con mucha devoción. Y pasado ese día, entrando ya el de hoy, a cosa de la una de la noche, que estaba velando, le vino un gran sueño, y quedóse dormido de cara a la Virgen Santísima, como norte de sus esperanzas, cuando entre sueños oyó por dos veces una voz que le decía: "Levántate, hijo"; y abriendo los ojos a la primera, vio gran resplandor, y a la segunda advirtió, no con poca admiración, que, sin ver ni saber quién, lo ponían de rodillas delante de la reja del Santo Pilar, y luego se halló sano de toda su dolencia, andando libre y reforzado, como cuando estaba con salud. 

No acababa de dar gracias a Dios y a la Reina de los Ángeles por tan prodigioso milagro, el cual fue notorio a todos; y el cabildo de aquella iglesia lo quiso solemnizar con jurídica prueba, como lo ejecutó ante el Tribunal Eclesiástico de aquella ciudad, por un proceso informativo que se hizo, y el original se conserva en su archivo, de donde se ha sacado esta relación.

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