1. Pensamientos impuros.
2. Deleitación morbosa.
3. Afectos libidinosos.
4. Palabras torpes.
5. Ojos deshonestos.
6. Tactos impúdicos.
7. Trajes profanos y provocativos.
8. Actos lascivos.
9. Ocasiones próximas.
10. Reincidencias sin enmienda.
11. Costumbres inveteradas.
12. Malos ejemplos escandalosos.
Los incentivos de la torpe lujuria son innumerables y vehementes, dice nuestro seráfico Doctor San Buenaventura. En algunas personas (y aun en muchas), todo cuanto se ve en ellas es un agregado formidable de torpe liviandad. Cabellos, ojos, oídos, palabras, acciones, movimientos, vestiduras, trajes no respiran otro que lujuria maldita. Con estos incentivos...
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