Un hermano preguntó a un anciano: «Si alguno cae en tentación,¿qué pasa con el escándalo de los demás?».
Y el anciano le contó esta historia: «Había un diácono muy conocidoen un monasterio de Egipto. Un magistrado, perseguido por el gobernador, vino con toda su familia al monasterio. Bajo la acción del maligno el diácono pecó con la mujer del magistrado y todos los hermanos se llenaron de vergüenza.
El diácono fue a ver a un anciano y le contó lo sucedido. El anciano tenía una celda interior oculta. Cuando la vio el diácono le dijo: "Entiérrame aquí mismo vivo y no se lo digas a nadie".
Y entró en aquella celda obscura e hizo allí verdadera penitencia. Mucho tiempo después aconteció que no se produjo la crecida del Nilo. Y mientras todos rezaban las letanías, le fue revelado a uno de los ancianos, que el agua del río no subiría, si no venía a rezar con ellos el diácono que estaba escondido en la celda de uno de los ancianos. Al oírlo, se admiraron mucho y fueron a sacarle del lugar donde estaba.
Oró y subió el agua. Y los que se habían escandalizado de él, quedaron después edificados de su penitencia, y glorificaron a Dios».
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