Gregorio Gergentino y dos clérigos, Crescencio y Sabino, dijeron un falso testimonio contra él, san Anselmo haciendo que una mujer entrase en su casa y se acostase en su cama. Luego llevaron al Exarco a casa de Gregorio, donde encontraron a la mujer, y el Exarco escribió al Papa lo que sucedía. Gregorio fue llevado a Roma, donde estuvo dos años en la cárcel. San Pedro y San Pablo se le aparecieron y lo consolaron. Entonces el demonio entró en la mujer y la atormentaba fuertemente. Llamaron a Gregorio al Concilio que se celebraba en Roma, y allí, en presencia de todos, el demonio atormentaba a la mujer. Gregorio mandó al demonio que saliera de ella, y la sanó. La mujer entonces reveló la falsedad que los clérigos habían tramado, y decidió entrar en un monasterio para hacer penitencia. Dios castigó a los clérigos, cuyos rostros se hincharon y se volvieron negros y feos como demonios."
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