San Dunstan fue un santo anglosajón, que vivió entre los años 909 y 988. Fue un monje, abad, obispo y arzobispo de Canterbury, una de las figuras más influyentes de la Iglesia en Inglaterra durante el siglo X. Su vida está llena de episodios que ilustran su profunda devoción y su conexión con lo divino, como el que has mencionado.
Cuando Dunstan cayó gravemente enfermo, se creyó que moriría, pero milagrosamente recuperó la salud. En agradecimiento, el niño se levantó en medio de la noche para ir a la iglesia y dar gracias a Dios. Encontrando la iglesia cerrada, los ángeles lo alzaron y lo introdujeron por una ventana, colocándolo frente al altar, donde Dunstan pudo orar en agradecimiento por su recuperación.
su padre, quien vio en espíritu a un ángel que descendía del cielo y tomaba a Dunstan de la mano. Este ángel, según la visión, le mostraba a Dunstan diciendo: "Este niño traerá a muchos al servicio de Dios". Este sueño o visión fue una señal profética de la importancia que Dunstan tendría en la renovación espiritual y la reforma de la Iglesia en Inglaterra.
A lo largo de su vida, San Dunstan enfrentó diversas pruebas, incluidas tentaciones y ataques de demonios, como se menciona en el relato. Pero con su fe y la señal de la cruz, logró siempre repelerlos, burlándose de las fuerzas malignas. Este episodio subraya no solo su piedad, sino también su poder espiritual y su papel como un baluarte contra el mal.
San Dunstan es recordado por su papel crucial en la reforma monástica en Inglaterra, promoviendo la vida religiosa y el servicio a Dios. Su vida está impregnada de episodios milagrosos y de una dedicación absoluta a la fe, que lo convirtieron en una figura reverenciada en la historia cristiana anglosajona.
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