un monje tenía una imagen de nuestra Señora con su hijo en los brazos, con la cual tenía gran devoción, y como el monje fue muy tentado del espíritu de fornicación, daba voces contra el demonio, diciendo: Vete de aquí, que te has envejecido conmigo.
se apareció el demonio, y le díjo:
Quita de aquí esta imagen, y no te tentaré más.
Respondió el monje: Dame tiempo para pensarlo.
Dijo el demonio: Sea así, con tal que no lo digas a nadie.
Pero él fue al Abad Teodosio, y comunico lo que pasaba. Respondió Teodosio:
no desprecies la madre de Dios, jamás quites la imagen.
Y volvió a su celda, y el demonio acusaba al monje, por haber comunicado a Teodosio el negocio. diciendo que lo había de acusar delante de Dios, respondió el monje: yo no quitaré la imagen de aquí. Y en el Concilio Niceno segundo se alega este capítulo, para prueba de las imágenes.
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