no pierde el rey de su dignidad por no estar sentado en su solio real, tampoco el ángel por estar fuera del cielo empíreo




 San Dionisio enseña que la muchedumbre de ángeles, hace ventajas a todo número material. Así como los cuerpos superiores exceden en grandeza a los de acá abajo, con inmensa desigualdad; así las sustancias espirituales son en mayor suma que todas las naturalezas corporales. porque lo mejor fue más afectado y multiplicado de Dios.

 Extendió más la virtud de su brazo en crear las criaturas más nobles, que habían de ser de más lucimiento para su fábrica y, según este principio, siendo los asistentes más perfectos, serán también en mayor número. Esto dijo Daniel: "Mil veces mil le servían ministrando"

 y porque se dice , muchos más se dicen ángeles asistentes que ministrantes. Y esto, no porque sea tan limitado el número de aquellos lucidos ejércitos; es mucho mayor, porque excede a toda muchedumbre material, lo cual significa multiplicando por las cuentas y números mayores; de diez, ciento y mil, como enseña San Dionisio. Hasta aquí Santo Tomás.

 Esto sintió Tertuliano y San Cirilo lo afirma. Y, aunque parece más ajustado a la verdad, como insinúa el doctísimo Suárez, que hay más ángeles en uno de los supremos órdenes, que en muchos de los inferiores; y por consiguiente, exceden mucho los que asisten, así en número, como en perfección, a los ministrantes. Quedan en la corte divina, honrando a su Rey, inmensas tropas de resplandecientes compañías, saliendo al mundo un número incomprensible a socorrer los hombres y tener cuidado de todas las criaturas.

Nótese de paso, que asistir un ángel, en el divino acatamiento, puede entenderse de tres modos. Uno es hablando con término general de asistencia, y es lo mismo que estar en la presencia de Dios y ver su divino rostro, en cuya visión consiste ser uno bienaventurado; y en este sentido, todos los ángeles asisten, no puede haber duda, porque lo dijo claro el mismo Cristo, hablando de los menores, que guardan a los hombres: " Ni por estar acá abajo pierde algo de su felicidad, como dijo bien Santo Tomás.

 Como no pierde el rey de su dignidad por no estar sentado en su solio real, tampoco el ángel por estar fuera del cielo empíreo, que es su asiento de congruencia; bástele gozar de Dios, donde quiera que estuviera. Otro modo hay de asistencia especialísima, que consiste en ser iluminados de Dios inmediatamente, de cosas que les conviene saber de nuevo, o de aquellas que por disposición divina se han de hacer; y esta circunstancia distingue a los ángeles asistentes de los ministrantes, como dice San Dionisio. Otro modo de asistir hay, que no es ver a Dios, ni ser ilustrado en su divina esencia de misterios secretos, sino una excelencia de asistir, por razón del oficio superior que tienen, cuidando del gobierno de acá fuera. De este modo se dice, en el Apocalipsis, que siete ángeles asisten en presencia de Dios, y trataremos de ellos en el capítulo siguiente.

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