dice Santo Tomás, el Maestro Angélico, son unos principados y un grandísimo número de Ángeles, ordenados de un modo y sujetos a Dios, Príncipe que los gobierna.
Ni podría ser ordenada esta muchedumbre si no estuviesen divididos en diversos órdenes o coros, porque la misma razón de principado requiere esa división concertada y armonía conforme; de otra manera sería confusión. Y esta diversidad de órdenes se atiende según los diversos oficios y actos que tienen entre sí, como en una ciudad hay diversos órdenes de moradores, que se conocen por la diversidad de empleos y oficios. Hay un orden de jueces, otro de soldados que la defienden, y otro de labradores que la sustentan, etc.
Así habla Santo Tomás:
Y así también se da el apellido de orden al número de Ángeles, por el maravilloso concierto, armonía y conformidad que entre sí guardan, subordinándose unos a otros para el buen gobierno del mundo, todo para bien de los escogidos, y por el amor que tienen a Dios y a los hombres, con tanto agrado, que solicitan nuestra salvación, sin perdonar a diligencia posible.
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