Quien se detiene se enfría.

 

 


A las personas que dejan de luchar y esforzase ,por ser mejores y por crecer en la virtud, les puede pasar lo que Jesús dijo que le sucedió al empleado perezoso que recibió un talento. 

Esa parábola del empleado perezoso es una invitación a la actividad, a atreverse. Al decir Jesús que el empleado que no trabajó su talento fue castigado, no anuncia ninguna injusticia por parte de Dios, sino que avisa seriamente que a cada uno se le exigirá según la capacidad que tiene de obrar. Aunque alguien crea que las capacidades que ha recibido son muy poquitas (sólo un talento) recuerde que al empleado del talento también se le habría dicho como al de los 5 talentos: "Venga y entre al Reino de su Señor", si se hubiera esmerado por hacer producir lo que recibió. Pero buscó excusas. 

Amó más su propia comodidad que el bien que habría podido hacer y conseguir. No se amargó la vida. Demostró poquísimo interés por hacer producir aquello que había recibido del Señor, y Jesús lo llamó: "Empleado malo y perezoso". Y ese mismo Jesús va a ser nuestro Juez. Que no nos tenga que decir algo parecido. Quien deja de trabajar por ser mejor, dejará de recibir muchas gracias y ayudas espirituales que le iban a llegar del cielo si se esmeraba por luchar con entusiasmo por mejorar su modo de obrar.

 Quien se detiene se enfría. Cuando vamos subiendo una empinada montaña y empezamos asentarnos en la orilla del camino para descansar, el guía nos dice: "Cuidado, si se detienen, se enfrían y pierden el entusiasmo". Lo mismo sucede en el camino espiritual.

Dejar de ascender trae mucha pérdida de ánimo y un enfriamiento muy dañoso en el espíritu.

 La práctica produce felicidad. Un gran actor decía que si se dejaba de ensayar unos días ya sus oyentes lo notaban o por lo menos lo notaba él mismo, y en cambio muchísimos artistas declaran que el trabajar todos los días por progresar en su propio arte les va produciendo un gusto o, una facilidad, y un progreso que los admira. Eso mismo sucede en la virtud. Si trabajamos día por día por hacer algo a favor de la virtud que estamos tratando de conseguir y en contra del vicio que queremos evitar, iremos consiguiendo una facilidad muy consoladora para crecer en el bien y lograr hacerlo con mayor gusto y provecho. Muchas penas y dificultades que se encontraban al principio de esta dura labor espiritual, se irán disminuyendo hasta llegar así a desaparecer, a base de practicar, practicar y de no dejar nunca de practicar actos de virtud y que ejerciten y hagan crecer nuestras buenas cualidades. ¿Lo haremos de verdad ahora en adelante?

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