Oh Dios,
que maravillosamente creaste al hombre y más maravillosamente lo redimiste, que
te has dignado socorrer con múltiples remedios las diversas enfermedades que
aquejan la mortalidad humana: atiende el oficio de nuestras invocaciones y derrama
desde el cielo, tu santa bendición sobre esta medicina para quien merezcan recibir la salud del cuerpo, la mente y del espíritu. Por
Cristo Nuestro Señor. Amén.
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