Tertuliano
, célebre autor eclesiástico del siglo III refiere que habiendo ido una mujer
cristiana a un espectáculo de paganos , salió de él poseída del demonio . Hicieron
los exorcismos de la Iglesia , y reprenden- do el ministro del Señor al espíritu
impuro por haber osado apoderarse de aquella mujer cristiana , « lo hecho
sin reparo , contestó él , pues la he hallado en mi « posesión ; en
efecto , habia ido al espectáculo .
De lo dicho
se infiere que una persona sensata , y sobre todo piadosa , nunca irá al teatro
por su propia voluntad . Irá únicamente cuando la obediencia a sus padres y al
marido , a algún compromiso grave , a una necesidad imperiosa le obligue à ello
.
Lectura de libros malos . No hay duda de que
la lectura de un libro piadoso de muchas veces lugar a grandes y admirables
conversiones , cuales fueron la de san Antonio Abad , san Agustin , san
Francisco de Asís , san Ignacio de Loyola , san Juan Columbano y otras muchas a
cuál más portentosa : sirva de ejemplo esta de la célebre harpa famoso literato
francés . Dejémosle qué nos la refiera él mismo : « Me hallaba , dice , en la
cárcel solo , en un reducido aposento y profundamente triste . < « Habia leído
los salmos , el evangelio y algún otro libro bueno . Su efecto habia sido
rápido y pasajero . Sin embargo ya habia recobrado la fe , veía una luz nueva ;
« más ella me espantaba y consternaba , mostrándome un abismo ; el de cuarenta
años de extravíos . veía sí , todo « el mal que habia hecho , mas no aparece ningún
remedio ; pues nada veía cerca de mí , que me ofreciese « el socorro de la religión
. Por una parte me espantaba « la vida mirándola à la luz de la verdad
celestial ; y por « otra me aterraba la muerte que aguardaba todos los « dias
tal cual se recibe entonces ( por medio de la guía.
No veíamos al sacerdote en el cadalso para
< « consolar al que iba a morir ; si sube allá , era para « morir él también
. Lleno de estas ideas desoladoras , mi « corazon estaba abatido , se dirigía a
Dios , a quien acababa de encontrar , pero que apenas conocía . Le decía : « ¿
qué debo hacer , y qué puedo esperar ? Estaba el libro de la imitación sobre
una mesa , y me habían dicho « que en este excelente libro hallar la respuesta a
mis « pensamientos . En efecto lo abro al acaso , y abriéndolo , « me encuentro
con estas palabras : Heme aquí , hijo mio ; « vengo a ti , porque me has
invocado . No leí nada más ; « la impresión repentina que experimenté fué
superior a toda expresión , no me es posible explicarla , ni olvidarla . Caí ,
la faz contra tierra , bañado en lágrimas , « ahogado de sollozos , dando
gritos y profiriendo palabras entrecortadas . sentía mi corazon aliviado y ensanchado
, pero al mismo tiempo a punto de partirse .
Asaltado de
una multitud de ideas , lloré bastante tiempo , sin que me acordase ya de mi triste situación
. « Esto es lo que mi corazon ha sentido de más violento y delicioso en toda mi
vida . Estas palabras : heme aquí , « hijo mio , no cesaban de resonar en mi
alma y de conmover todas mis 0potencias .
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