Dios efectivamente libró a Daniel milagrosamente.



En el libro de Daniel, leemos que Darío, Rey de Persia, había proclamado una ley que si se violaba, llevaría a los acusados de ser arrojados a los leones.  El profeta Daniel, incapaz de atenerse a dicha ley pagana, fue acusado de violar la voluntad real.  El rey que amaba a Daniel fue devastado al enterarse de su detención, pero en vez de eludir su propia ley, permitió que Daniel fuese echado en la guarida del león.  Sin embargo, mientras él era llevado, Darío le dijo a Daniel, "Siervo de Dios, ¡ve en paz!  Lo que yo no puedo hacer sin ofender a mi justicia, creo sinceramente que el Dios a quien tú amas te lo concederá, y Él te salvará a través de su misericordia.”

Dios efectivamente libró a Daniel milagrosamente.  Cerró las fauces de los leones, y éstos se convirtieron en sus guardianes en lugar de sus verdugos.  Luego Él envió Ángeles para darle de comer.  En esto podemos entender lo que sucede a las almas del Purgatorio.  Al verlas manchadas con el pecado y endeudadas con su Justicia Divina, Dios no puede admitirlas en su Reino.  Debe dejarlas en la cárcel del Purgatorio, donde Él les dice: "Vayan en la fe, por lo que Yo no puedo hacer por mi justicia, ustedes almas cristianas, ministras de mi Misericordia, se convertirán en los libertadores del Purgatorio, así como Moisés fue el libertador de mi pueblo en Egipto.  Depende de ustedes llevar el consuelo y liberar a estas pobres prisioneras; son ustedes los que deben llevarles el alimento espiritual que ellas esperan con impaciencia.  ¡Qué misión tan noble y santa!

OREMOS - Oh Dios de amor infinito, te ruego que olvides el derecho de tu Justicia y que recuerdes sólo tu misericordia; extiéndela a aquellas almas que sufren, que son tan queridas para ti.  Ábreles tus brazos paternales a ellas, y permíteles que te glorifiquen a través de la acción de gracias y la alabanza eterna.  Santa María y todos los santos en el Cielo, intercedan por ellas.  Oh Jesús, ¡sé su Conciliador!   ¡Muéstrales tu rostro en la Jerusalén celestial!  ¡Que descansen en paz!

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