Santa Teresa afirmaba que ella obtenía
todo lo que le pedía al Señor por la intercesión de los fieles difuntos.
"Cuando quiero estar segura de obtener una gracia especial," dijo Santa
Catalina de Bolonia,
"recurro a aquellas almas sufrientes para que ellas puedan presentar mi
petición al Señor, y la gracia siempre se obtiene." Ella afirma haber recibido muchos favores a
través de su intercesión, que no habían sido concedidos por la intercesión de santos.
Hay ciertos favores temporales que
parecen ser especialmente reservados para las almas del Purgatorio: la curación
de una enfermedad grave, el rescate de un peligro grave físico, espiritual o
moral, de matrimonios y de la armonía en el hogar, la búsqueda de
empleo... Dios es consciente de la
importancia que damos a estas cuestiones de importancia secundaria y se las ha
entregado (en una manera de hablar) a las almas que sufren, a fin de animarnos
a rezarles a ellas y por ellas constantemente.
Como tal, tenemos todo para ganar
mediante el intercambio de nuestras oraciones con aquellas de nuestros hermanos
difuntos. ¡Admirable don de la
Providencia y el misterio de la Comunión de los Santos! Conforme nosotros aliviamos sus sufrimientos
a través de la oración y el sacrificio, ellos ofrecen para nosotros los méritos
que adquirieron en vida en la tierra, y nosotros así recibimos bendiciones
espirituales y temporales.
¡Cuán grandes son las ventajas y los
consuelos de toda clase obtenidos a través de la práctica de la caridad
cristiana hacia los miembros sufrientes de la Iglesia!
Para conocer a las almas del
Purgatorio, para rezarles, para librarlas: aquellas son las tres razones para
este trabajo. ¿Quién puede alegar que no
tiene un familiar o un ser querido en el Purgatorio?
¡Comencemos! Hagamos una visita diaria a nuestros amigos
olvidados del Purgatorio. Proporcionémosles un poco de alivio y acelerémosles
su liberación...
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