Ten piedad de nosotros, oh Señor, ten piedad de
nosotros: pues faltos de toda disculpa, nosotros, los pecadores, Te dirigimos
como a Soberano esta súplica: ten piedad de nosotros.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Señor, ten piedad de nosotros, pues en Ti hemos
puesto nuestra esperanza. No Te irrites demasiado contra nosotros, ni Te
acuerdes de nuestras iniquidades, sino míranos porque eres benevolente, y
líbranos de nuestros enemigos. Pues Tú eres nuestro Dios, y nosotros tu pueblo.
Todos somos obra de tus Manos e invocamos tu Nombre.
Ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén.
Ábrenos las puertas de la misericordia, oh
bendita Deípara Madre de Dios, para que no sucumbamos los que confiamos en Ti,
sino que seamos libres con tu ayuda de toda adversidad, pues Tú eres la
salvación del pueblo cristiano.
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