Oración
Te rindo gracias, oh Santísima Trinidad, por no
haber desencadenado tu ira contra mí, pecador e indolente, en mérito de tu
Bondad e infinita paciencia y por no haberme hecho perecer junto a mis
iniquidades, sino que usando de tu habitual misericordia, me hayas levantado de
mi letargo para que pueda desde el alba glorificar tu grandeza. Y ahora Señor,
ilumina mi inteligencia, abre mis labios para instruirme con tus Palabras,
comprender tus Mandamientos, y hacer tu Voluntad y alabarte confesándote en mi
corazón y glorificar tu Santísimo Nombre. Padre, Hijo, y Espíritu Santo, ahora
y siempre y en los siglos de los siglos. Amén.
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