Del libro del profeta Daniel
Bendito
eres, Señor, Dios de nuestros padres: a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. No nos abandones, por el amor de tu
nombre, no rompas tu alianza.
Padre, Dios de bondad, Tú que eres alivio en el agobio, fuerza en la
debilidad, consuelo en el llanto, escucha la oración que te dirigimos: sálvanos
de la angustia actual y danos un refugio seguro en tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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