Dios de providencia infinita, que alimentas a las aves del cielo y
vistes los lirios del campo, te bendecimos por la comida que estamos a punto de
tomar; no permitas que a ninguno de tus
hijos le falte el pan de cada día.
Bendice, Señor, nuestra familia y sacia con tu palabra el hambre y la
sed de nuestro espíritu.
Amén
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