«Tengo un testimonio.
Hace años acompañé a mi padre a dejar unas flores a su difunta madre, quien trabajó de enfermera toda su vida. Mientras limpiábamos la tumba, le conté que había tenido un sueño con la abuela la noche anterior, y le relaté el sueño.
En resumen, ella me dijo en el sueño: “Mija, fíjate que todavía no he llegado al lugar que me toca, y estoy aquí sufriendo porque trabajé en la clínica X”. Me dijo el nombre de la clínica y yo desperté.
Cuando me di cuenta, mi padre estaba llorando y me preguntó sorprendido: “¿Cómo sabías el nombre de la clínica? Eras una niña muy pequeña y era un secreto que ella guardaba porque en esa clínica practicaban abortos, pero ella necesitaba trabajar y aceptó porque era viuda y nosotros éramos niños. Nunca nadie había comentado nada. Era un secreto”. Yo supe eso por primera vez ese día.
Mi abuela trabajó un par de años en esa clínica y luego consiguió un puesto en un hospital público y allí trabajó hasta unos años antes de su muerte».Al
Recordemos en nuestras oraciones a los que practican abortos, quienes han abortado y quienes están pensando en hacerlo. Y los difuntos que estuvieron relacionados con el aborto.
Bendita sea la infinita Misericordia de Dios.
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