Jesús mío eres mi consuelo

 

 


 

¡Oh, espíritu santo fuego consumidor!, destruid en mí todo apego a las cosas creadas, porque sólo ellas pueden hacerme infiel y alejarme de Vos.

 

Si Vos queréis, podéis destruirlo: y ya que tanto habéis hecho por mí, haced esto también; desterrad de mi corazón todo afecto que a Vos no vaya encaminado. Mirad que a Vos enteramente me entrego, dedicando hoy toda la vida que me queda al amor del Santísimo Sacramento.

 

Vos, Jesús mío Sacramentado, seréis mi consuelo y mi amor, en la vida y en la hora de mi muerte, cuando vengáis a servirme de Viático y conducirme a vuestro bienaventurado reino. Amén, amén. Así lo espero, así sea.

Comentarios