LA INDULGENCIA* es un _acto de misericordia de Jesús,_ nos libera de la pena temporal. Del latín "indulgentia", de indulgeo, "ser compasivo". Significa "favor".
1471 "La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal de los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel, dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos".
Para comprender la doctrina y el sentido de las indulgencias, debemos recordar que los pecados dejan heridas y consecuencias negativas en todo el conjunto de nuestra vida.
El pecado mortal genera una doble consecuencia: el castigo eterno (conocido como culpa) y el castigo temporal (conocido como pena).
Todo pecado, incluso venial, tiene como consecuencia el castigo temporal o pena. La culpa imposibilita al pecador la entrada al Cielo (lo hace merecedor del infierno), y se perdona con la absolución en el Sacramento de la Confesión.
La pena, en cambio, no desaparece con la absolución, sino que la persona que ya ha recibido el perdón de sus pecados, puede reducir, o incluso, liberarse completamente de la pena con actos de reparación, obras de piedad, sacrificios y/o mortificaciones, obras de misericordia y la indulgencia parcial o plenaria.
Quien muere sin haber enmendado por completo la pena correspondiente a sus pecados ya perdonados (consecuencia temporal de sus actos malos), se purificará de la pena en el purgatorio.
De acuerdo a lo dicho, la indulgencia parcial y la plenaria plenaria son un acto de la misericordia de Dios, por medio de la Iglesia, que libera parcial o completamente al hombre de la pena temporal, consecuencia de sus pecados.
Hay que tener cuidado de no confundir la Indulgencia plenaria con una acción mágica y sustitutiva de la confesión, ya que para obtener el perdón de los pecados se necesita del Sacramento, en cambio la indulgencia sólo nos libera de la pena temporal de los pecados ya confesados. Los bautizados nos disponemos para recibir las indulgencias mediante obras de piedad y caridad; (oraciones, lectura de la Sagrada Escritura, rezo del santo rosario, adoración al Santísimo, etc.) de manera que no sólo seguimos teniendo al alcance “la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados” sino que al hacerlo además conseguimos un crecimiento en nuestra vida espiritual.
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