Los hijos de los hombres son vanos, porque insistentemente aspiran a cosas sorprendentes investigando y actuando según sus posibilidades. Abandonan la verdad que Dios les revela, y colocan como falsos dioses a un profeta falso, engañoso como una montaña. Y en todas partes preguntan a quién predice por signos. Y cuando lo han hecho, consideran verdad su falsa ciencia y se engañan a sí mismos y a los demás.
Porque cualquier cosa que se investigue sin Dios y se encuentre sin Dios está destinada a la destrucción. Cuando buscan y encuentran diversiones y danzas en su carne y sangre, se ganarán el escarnio. Y en este escarnio se apagarán como pavesas de ceniza casi a reducidos a la nada. Estas cosas se han dicho a propósito de la purificación y la salvación de las almas de los penitentes y son dignas de fe. Quien tiene fe las considera cuidadosamente y las recuerda para actuar el bien.
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