Te damos gracias, Cristo Dios nuestro, por habernos satisfecho con tus bienes terrenales; no nos prives de tu reino celestial, y así como has venido en medio de tus discípulos dándoles la paz, ven también a nosotros, Salvador, y sálvanos.
Gloria a tí, Oh Señor! ¡Gloria a ti, Oh Santo! ¡Gloria a ti, Oh Rey! Tú nos has dado comida en alegría, llénanos también de tu Espíritu Santo para que podamos encontrarnos dignos y sin culpa ante tí cuando tú recompenses a cada uno según sus obras. Amén.
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