Preguntaron a un anciano: «¿Qué es la humildad?». Y respondió: «La humildad es algo muy grande, divino. El camino de la humildad es éste: entregarse a la penitencia corporal, reconocerse pecador y someterse a todos». Y un hermano preguntó: «¿Qué es someterse a todos?» Y contestó el anciano: «No fijarse en los pecados de los demás, sino considerar siempre los propios y rogar continuamente a Dios».
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