Inspirado en el Salmo 139
Señor, tú me sondeas, me penetras y me conoces; sabes de mi vida más que nadie; lo sabes todo.
Cuando me siento, allí te tengo; cuando me acuesto, allí estás; donde quiera que esté, tú te haces siempre presente, ¡para amarme!.
¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad, saber que Tú estás conmigo, que Tú estás en mí,acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.
Cuando voy de camino; cuando huyo de mí mismo;cuando llamo a una y otra puerta,
donde quiera que vaya o huya, allí estás tú: ¡Me sigues amando!.
¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad, saber que Tú estás conmigo, que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.
Tú conoces los pensamientos de mi corazón; tú sabes de los deseos de mi alma;
tú estás al tanto de las tensiones de mi vida;
tú sientes mi dolor aunque quiera ocultarlo.
¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad, saber que Tú estás conmigo, que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.
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