Oración del que busca a Dios (Inspirada en el Salmo 62)

 


Dios mío, te busco y no te encuentro; sed de ti tiene mi corazón;

te busco y me siento con frecuencia defraudado, mi alma se levanta como tierra reseca, sin agua.

Tengo sed de ti: de tu amor; de tu verdad;

de tu justicia y fidelidad; de tu amor;

de tu misericordia.

Te busco, como la flor busca al sol por la mañana; como el río que se alarga hasta el mar; como el camino la libertad;

como el niño chiquito, la protección de su madre.

Tu amor es mejor que mi propia vida; tu rostro irradia la luz de tu gracia y verdad;

tus manos están abiertas al perdón y la acogida; todo tu ser es fuerza de salvación para el hombre.


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