¿Por qué no aplastas, tú también, a los espíritus inmundos?».

 


Un hermano preguntó al abad Pambo: «¿Por qué los demonios me impiden hacer bien a mi prójimo?». El anciano le dijo: «¡No hables así!, pues harías mentiroso a Dios. Antes di: "No quiero practicar la misericordia" ya que Dios previno tu objeción y dijo: "Os he dado poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre toda potencia enemiga" (Lc 10,19). ¿Por qué no aplastas, tú también, a los espíritus inmundos?».


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