Por esto no debes declarar, ni decretar

 


Jesús invita a los suyos a la confianza: “pidan y recibirán” (Mt 7,7-8). Pero esta confianza no debe estar reñida con la actitud de humildad que Jesús recomienda a los suyos y que identifica su propia oración; pues por sobre todo está el someterse a la voluntad del Padre. 


En el momento de su máxima agonía el Señor repite incesantemente estas palabras: “Padre, si es posible aparta de mi este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya” (Mt 26, 39 y también en los versículos 42 y 44).


Entonces, si nos detenemos a comparar el estilo de oración de Jesús, que Él recomendó a los suyos, con la actitud de aquellos que siguiendo modas ajenas a nuestra fe “declaran” o “decretan” ya sea beneficios materiales o espirituales, prosperidad, curación, etc., nos damos cuenta que están muy alejados de lo que Jesús enseñó a los suyos con su mismo ejemplo de humildad y sometimiento a la voluntad de su Padre.


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