Esto es el culto al ego, la adoración a sí mismo,

 



CRISTIANISMO CATOLICO VS. NEW AGE (NUEVA ERA)
La meditación New Age es una importación de las culturas orientales y es una de las bases del hinduismo y del budismo, que tiene un significado propio para su religión ajena al cristianismo.
Los practicantes tratan de alcanzar “la perfección y auto divinización” (nirvana) en el escape a la realidad, al dolor y a la acción corporal, en un estado de dormición e inmersión en la mente propia.
Esto es el culto al ego, la adoración a sí mismo, el buscar el placer para sí mismo aislado del mundo entero como un “me vale todo”. De hecho, eso indica la postura básica de la meditación: sentado con piernas entrecruzadas y los brazos abiertos descansando sobre las rodillas con el pulgar y el índice juntos (postura de comodidad y autocomplacencia).
Esto coincide con la filosofía de Buda:
“Nadie merece tu amor más que tú mismo”
Esto es contrario a lo que Jesús predico: "Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos” (Juan 15:13)
Todo culto al placer es negación de Dios de facto, porque nadie puede adorar a Dios, si se adora y sobre estima a uno mismo y de hecho hasta el mismo Buda dijo: “No hay Dios”.
La meditación Cristiana es diferente a la oriental, es rezar, pero la oración no va dirigida a uno mismo (como cuando dicen muchos “yo decreto, yo rijo mi vida”), si no a Dios (a quien le debemos el ser), y reconocer que nuestra vida no nos la debemos a nosotros mismos, porque el quiso que existiéramos.
La meditación cristiana es también comprender lo que nos quiere decir Dios a través de su palabra, no es quedarse absorto en uno mismo, sino un pensar para actuar en amor a Dios y a los demás y esto refleja la postura de la meditación cristiana: De rodillas, con las manos juntas y la cabeza inclinada o hacia el cielo en señal de rendición y sumisión al poder de Dios y su voluntad.
"Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil." (Mateo 26:41)
Y El les dijo: "Cuando oréis, decid: ``Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3``Danos hoy el pan nuestro de cada día" (Lucas 11:2)

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