Santa Brigida :vio que uno de los santos le decía a Dios: ―¿Por qué está el demonio afligiendo el alma de esta mujer que tú redimiste con tu sangre?‖. El demonio contestó de inmediato diciendo: ―Porque es mía por derecho‖. Y el Señor dijo: ―¿Con qué derecho es tuya?‖. El demonio le contestó: ―Hay –dijo—dos caminos. Uno que conduce al Cielo y otro al infierno. Cuando ella se topó con estos dos caminos, su conciencia y razón le dijeron que eligiera mi camino. Y como tenía libre voluntad para elegir el camino de su agrado, pensó que sería más ventajoso dirigir su voluntad hacia el pecado, y así comenzó a caminar por mi sendero. Después, la engañé con tres vicios: la gula, la codicia de dinero y la lujuria.
Ahora habito en su vientre y en su naturaleza. La tengo asida por cinco manos. Con una mano le cierro los ojos para que no vea cosas espirituales. Con la segunda, sujeto sus manos, de forma que no pueda hacer ninguna obra buena. Con la tercera le sostengo los pies, de manera que no camine hacia la bondad. Con la cuarta, sujeto su intelecto para que no se avergüence de pecar y, con la quinta, le sostengo el corazón para que no sienta contrición‖.
La bendita Virgen María le dijo entonces a su Hijo: ―Hijo mío, haz que diga la verdad sobre lo que quiero preguntarle‖. El Hijo contestó: ―Tú eres mi Madre, eres la Reina del Cielo, eres la Madre de la misericordia, el consuelo de las almas del purgatorio, la alegría de los que peregrinan por el mundo. Eres la Soberana de los ángeles, la criatura más excelente ante Dios. También eres Soberana sobre el demonio Ordénale tú misma a este demonio, Madre, y él te dirá lo que quieras‖. La bendita Virgen preguntó entonces al demonio: ―Dime, Satanás, ¿qué intención tenía esta mujer antes de entrar en la Iglesia?‖.
Satanás le contestó: ―Tomó la resolución de no volver a pecar‖.
Y la Virgen María le dijo: ―Aunque su intención anterior le conducía al infierno, dime, ¿en qué dirección apunta su actual intención de alejarse del pecado?‖ El demonio le respondió con desgana: ―La intención de abstenerse de pecar la conduce hacia el Cielo‖. La Virgen María dijo: ―Como tú aceptaste que era tu derecho alejarla del camino de la Santa Iglesia debido a su anterior intención, ahora es cuestión de justicia que debe ser conducida de vuelta a la Iglesia, dada su presente intención. Ahora, demonio, te voy a hacer otra pregunta: Dime ¿qué intención tiene en su actual estado de conciencia?‖. El demonio le contestó: ―En su mente está terriblemente contrita y arrepentida, llora por todo lo que ha hecho. Ha decidido no cometer semejantes pecados nunca más y enmendarse en todo lo que pueda‖.
La Virgen, entonces, preguntó a demonio: ¿Podrías decirme si los tres pecados de lujuria, gula y codicia pueden existir en un corazón junto a sus tres buenas resoluciones de contrición, arrepentimiento y propósito de enmienda?‖. El demonio contestó: ―No‖. Y la bendita Virgen dijo: ―¿Me dirás, entonces, cuáles tienen que retroceder y huir de su corazón, las tres virtudes o los tres vicios que, según tú, no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo?‖. El demonio replicó: ―Digo que los pecados‖. Y la Virgen agregó: ―El camino al infierno está entonces cerrado para ella y el camino del Cielo le queda abierto‖.
De nuevo, la bendita Virgen María inquirió al demonio: ―Dime, si un ladrón acechara a las puertas de la esposa y quisiera violarla ¿qué tendría que hacer el Esposo?‖ Satanás contestó: ―Si el Esposo es bueno y valiente, debe defenderla arriesgando su vida por el bien de ella‖. Entonces, la Virgen dijo: ―Tú eres el ladrón malvado. Esta alma es la esposa de mi Hijo, quien la redimió con su propia sangre. Tú la corrompiste y la atacaste a la fuerza. Por lo tanto, y puesto que mi Hijo es el Esposo de su alma y Señor sobre ti, retírate de su presencia‖.
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