escribe santa Hildegarda; antes de que recobren sus cuerpos el mundo será perturbado y cambiado en otro, la antigua serpiente y sus poderes serán aplastados y el Dios verdadero, mostrándose como Dios y como hombre, reunirá todos los miembros de sus elegidos que así recobrarán la integridad de sus propios cuerpos.
AUNQUE LAS
OBRAS DE LOS SANTOS SEAN DIFERENTES, SIN
EMBARGO
ELLOS SE RECONOCEN COMO COMPAÑEROS, POR
INFLUJO DEL
ESPÍRITU SANTO.
Y las
mencionadas almas de los santos conocen a estos elegidos de Dios, porque, aunque hayan obrado buenas obras diversas y
diferentes por inspiración del Espíritu Santo,
sin embargo se reconocen compañeros por influjo del ardor del Espíritu Santo.
Escuchan sus
voces que repican en cantigas y alabanzas, ven la refinada pureza de su conciencia y contemplación, y con ellos
reciben la divina respuesta dada de lo alto.
Incluso
están dispuestos a esperar hasta que el Dios fuerte imparta su fuerte orden
y reprima todas las diabólicas
temeridades al final del mundo, para poder recobrar así sus cuerpos para la felicidad y la gloria eterna.
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