Porque
aquello que sembrare el hombre, eso también segará. Y así, el que siembra en su
carne segará corrupción. Sería burlarse de Dios el vivir despreciando sus leyes
y alcanzar después eterna recompensa y gloria. “Pero Dios no puede ser
burlado”. Lo que en esta vida se siembra, en la otra se recoge. El que siembra
acá vedados placeres carnales, no recogerá luego más que corrupción, miseria y
muerte perdurables.
Cristiano
mío, lo que para otros se dice, también se dice para ti, si te vieras a punto
de morir, desahuciado de los médicos, privado el uso de los sentidos y
agonizando ya, ¿cuánto no rogarías a Dios que te concediese un mes, una semana
más de vida para arreglar la cuenta de tu conciencia?
Pues Dios te
concede ahora ese tiempo, dale mil gracias, remedia pronto el mal que has hecho
y acude a todos los medios precisos para estar en gracia cuando la muerte
llegue, porque entonces ya no habrá tiempo de remediarlo.
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