1. El abad Hiperiquio decía: «El león es terrible para los potros salvajes. Lo mismo el monje experimentado para los pensamientos deshonestos».
2. Decía también: «El ayuno es el freno del monje contra el pecado. El que lo abandona es arrastrado por el deseo de la mujer como un fogoso caballo».
3. Decía también: «Por el ayuno, el cuerpo desecado del monje eleva su alma de su bajeza y seca las fuentes de los placeres».
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